Fue amor…

Existen casualidades tan fuertes, que no dejan lugar a la duda. Existen momentos que quedan congelados en nuestro interior y duran por siempre. Existen situaciones en las cuales, nuestras acciones nos pueden llevar al lugar correcto, al momento preciso y a la persona indicada.

Yo no creía en el destino, ni en el romance, muchos menos en encuentros circunstanciales, yo no buscaba el amor, pero aun así, me encontró.

Algunos dirán que fue suerte, una suerte que apareció de manera oportuna e inesperada. Otros, que simplemente así estaba escrito en el libro de nuestras vidas y otros más se atreverán a decir que fue mera coincidencia.

Sea lo que fuese, no le resto mérito al toque mágico y sorprendente de lo que nos sucedió aquella noche, cuando pude descubrir un mundo nuevo y desconocido.

Yo nunca me había enamorado, pero ese día no pude evitarlo, todo mi ser se sentía distinto, todo mi ser quería conocerte.

La vida tiene su propia manera de actuar, como los engranajes de un reloj, como una fila de dominós que caen uno después del otro; una línea de acciones continuas que llevaron nuestros mundos separados a unirse y convertirse en uno solo.

No sé en qué momento, esa fuerza omnipotente e indescriptible que mueve el universo puso sus ojos en mí y decidió que te encontrara en el camino.

Dicen que solo toma cuatro minutos decidir si te gusta alguien, para mí, fue un instante, un fragmento de segundo, un latir del corazón, una estrella fugaz, un suspiro… Para mí fue magia pura, un sentir inexplicable, una embriaguez incontrolable, para mí…

fue amor.

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